Una veintena de creadores participa en una jornada promovida por los vecinos.
Decenas de firmas de graffiteros locales ocupan las persianas delos comercios del barrio de Benimaclet.
Solamente en la calle Vicente Zaragozá hay 92 persianas de comercios y particulares que han sufrido estas desagradables "pintadas". Para hacer del defecto una virtud y terminar con el binomio que asocia el graffiti con el vandalismo, la Asociación de Vecinos y la de comerciantes promovió ayer una jornada de arte urbano en algunas calles del barrio.
Ahora, la pintura al spray de 22 artistas decora las fachadas de una veintena de bajos comerciales. Para sus propietarios, muy comprometidos con la imagen que se transmite de este barrio tradicional y poblado por centenares de jóvenes estudiantes, es "una manera de participar en la vida del barrio", como comenta Vicent Alcaraz, dueño de una tienda textil.
Un escaparate
Para los artistas del spray la iniciativa ha supuesto "una oportunidad y una manera de darme a conocer", indica Cuellimangüi mientras pinta una tienda de informática.
Para Pürple y Ame, dos jóvenes estudiantes de Bellas Artes que han hecho de Benimaclet su casa, es "una puerta abierta y una manera de exhibir el arte que solemos hacer en los muros de esta misma zona".
Esta iniciativa, que tiene vocación de continuidad, es solo una de las campañas de trabajo asociativo que los vecinos han hecho para dinamizar "un barrio que no goza de toda la atención que necesita", critica Paco Guardeño, portavoz de la asociación.
Hace unos meses, alquilaron unas excavadoras y limpiaron 4.000 metros cuadrados del solar del futuro PAI -ahora abandonado-con la finalidad de convertirlo en jardín y en zona de aparcamiento.
Tras la jornada de arte urbano de ayer, que se engloba dentro de la gran campaña de limpieza de cara de la zona, los vecinos embellecerán con plantas y macetas las calles peatonales que conforman el casco antiguo y que mantiene la esencia del barrio. También promoverán una gran operación de limpieza de calles que "no están como realmente deberían estar", concluye María Luisa Peydró, miembro de la asociación.
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